VÍCTOR HUGO
Agitador eterno de las moles, que van con
formidable movimiento, rodando en la
extensión del firmamento.
Creador de mundos, constructor de soles, mi
raquítico y torpe entendimiento, apenas a
llegar a ti se atreve, aunque hasta ti con
avidez le lleve, la misma actividad del
pensamiento.
El infinito existe, con espanto yo lo miro
extenderse en rededor mío y luego dilatarse
tanto, tanto, que da miedo pensar que este
vacío.
El espacio que aparta las estrellas ¿será un
desierto inútil? ¿mudo? ¿frío? ¿sin mas
objeto que mediar entre ellas? y esas esferas
cuyo rumbo cierto, calcula y determina el
hombre mismo, ¡son desiertos rodando en el
desierto! ¿o son soledades cayendo en el
abismo?
La esfera que yo habito es un granito de
arena, comparada con las muchas de las que
hacen su jornada por el camino azul del
infinito.
y estando este mundículo habitado por seres
mil hasta su línea equinoccial poblado. ¿Los
demás por ventura estarán solos?
¡No puede ser! por la faz de la tierra se
derraman seres cual yo, que sienten, gozan,
sufren, aborrecen y aman.
Más nacen, luchan por la vida y mueren.
¿De donde al mundo terrenal venimos? ¿por
qué razón sufrimos y gozamos? y cuando
aquí nuestra misión cumplimos ¿a qué
lugar del infinito vamos?
Porque aquí la razón y la conciencia en
cada cual progresan y varían, a medida que la
flor de la humana, inteligencia se nutren con
los jugos de la ciencia, en los feraces campos
de la vida.
Progresan y varían como lo hace la materia
que al cuerpo constituye, con la que tiene un
estrecho enlace, y la materia ni en el niño
nace ni el cadáver yerto se destruye.
Luego este mundo tiene materia y el
espíritu viene del espacio, para habitar su
exigua preferencia, ya sea una choza o un
palacio, ya sea en la abundancia o en la
miseria.
Luego el alma a la hora de la muerte, vuelve
al espacio mas adelantada, en la tierra
dejando abandonada, una envoltura
material ya inerte, que solamente pidió
prestada.
¿Por qué? ¿en los otros no ha de ser lo
mismo? cada astro debe contener sus
hombres, que tendrán otra forma y otro
nombre, y la vida con otro mecanismo
Vivirán más de prisa o mas en calma, unos
serán mas grandes que los otros, pero en
esencia son como nosotros seres,
compuestos de materia y alma.
Hay pues, dos universos, el sensible y el
moral misteriosos y profundos, el uno
material el de los mundos, el otro, el de las
almas invisible.
¿Cual fue primero?... ¿el alma o la materia?
nacieron a la vez ¿cómo?... ¿de dónde?
formidable cuestión que a la miseria, de
nuestra propia concepción se esconde.
Pero ambas tiene alguien quien las rige y
con mano inflexible las gobierna, una ley
que sus ímpetus dirige, sabia , inmutable,
ineludible, eterna.
¿En donde esta la mano? la mano, es la ley
de la atracción desde, la estrella al mas
pequeño grano, fatalmente sujetos van a
ella.
¿La mano? es la de dios ser soberano,
cuyo nombre en sus obras esta escrito, y
con el alma esta en el cuerpo humano, esta
en la eternidad y en el infinito. Zeus en
Grecia, Júpiter, en la Roma Auramazda en
la Persia ,Tien en China, Elhoim ,Brama,
Jehová, Buda, Yhave, Jesuscristo.
Mil nombres tiene en el lenguaje la entidad
divina, pero en todos proclaman su
existencia, la misma idea con distinto
nombre, innata en el espíritu del hombre,
innata en su razón y en su conciencia.
Orgullosa y altiva la mirada, delante del
humano poderío, ante el tuyo se inclina
anonada, y mi alma permanece arrodillada,
a todas horas ante ti dios mío.
No alcanzo a comprenderte, pero veo en
torno mío, por doquier tus huellas y en el
cielo, marcado con estrellas, y en la tierra
con vidas.
Y yo creo, aunque diga quien quiera que
me equivoco, que es preciso ser necio o
estar loco o ser imbécil para ser ateo, pero
abusado han de tal manera, las religiones
de la idea divina, que el vulgo adora dioses
de madera, de piedra de metal y hasta de
harina.
Y llama ateo y considera impío, al que no
se arrodilla reverente, ante el ídolo
humano que impudente, en tus altares se
instalo dios mío.
A despecho del vulgo ruin y estulto,
nosotros dios eterno te adoramos y aun
cuando estés a nuestro alcance oculto, en
honra tuya templos levantamos, y en ellos
en tu nombre trabajamos, y te rendimos
fervoroso culto.
Mas adoramos tu divina esencia, tu
necesario ser inabordable, para la misma
escrutadora ciencia, con el ánimo siempre
infatigable, examina el anverso y el
reverso, de tu creación que absortos
admiramos, por eso solamente te
llamamos.
¡Gran Arquitecto Autor del Universo!
M .·. M .·. Jorge Arturo De Casso Cerda
C .·. M .·. Jorge Alejandro De Casso
M.·. M.·. Victor Marie Hugo