Cada grupo posee una tónica especial que lo diferencia y lo acerca a otro. Cada grupo es un centro de energía que irradia tanto como trabaje.
En la dinámica de los grupos, de diversas categorías, existen componentes que solidifican al grupo y lo convierten en una entidad. Es así, que cada Unidad de Servicio, cada Logia, cada Rama, cada grupo, es una entidad viva y palpitante, capaz de atraer a quienes vibran en la misma sintonía, contribuyendo a revivificar, renovar y reavivar la llama que inspira al trabajo.
En cualquier grupo de trabajo existen intereses en común e intereses encontrados; la tarea de cada uno de sus componentes es aprender a actuar como almas y estar “más allá” de las diferencias que establece la personalidad. El gran sacrificio entonces, que debe realizar quien apueste a la armonía como clave del trabajo espiritual, es comenzar a pulir la piedra en bruto, para poder así desprenderse de los vicios que impiden la entrada de la luz.
Observando, por ejemplo, el Pavimento Bicolor; allí tenemos la posibilidad de ver los mosaicos blancos y negros como antagónicos o como complementarios; dependerá de nuestro anhelo de unión, mancomunión y unificación, entender a este símbolo como una demostración de la armonía por sobre el conflicto, o del conflicto sobre la armonía; es así, que cada grupo es en sí, un Pavimento Bicolor.
La tarea de intentar elevarnos por sobre nosotros mismos, no es una aventura solitaria, es contrariamente, solidaria, porque atiende a cada uno de los miembros de un grupo y posee la imprescindible manifestación de G.•. A.•. D.•. U.•.
Vicente Beltrán Anglada, en su libro “Introducción al Agni Yoga”, Cap. XXVI “La Iniciación, un punto Iluminado de Síntesis”, página 174, expresa este acontecimiento como riesgo y alegría:
a. La Intensificación de la vibración espiritual afectó muy profunda y particularmente la vida de los Ashrams, cuyos miembros se vieron obligados a realizar grandes reajustes en sus existencias personales con el inevitable riesgo de estimular “tendencias astrales” y producir ciertas reacciones de carácter psíquico. En general, el experimento ashrámico tuvo éxito y puedo asegurar que la disposición específica del Señor del Mundo determinó lo que en términos esotéricos definimos como “un proceso místico de expansión ashrámica”. Fruto del mismo ha sido el notable incremento de las unidades de conciencia humanas que pudieron ser introducidas en los niveles periféricos del Ashram y de los discípulos que pudieron acceder a la primera y segunda Iniciación.
Se trata pues de una decisión que va más allá de nuestro entendimiento y que afectó a determinada cantidad de seres humanos, cuyas características eran acordes con las requeridas para tal acción, e indudablemente, esto trazó sus vidas. Pero lo importante, no es qué les pasó a nivel personalidad, sino qué les pasó en los niveles superiores de consciencia. Lo importante es qué pudieron hacer de allí en más por la Humanidad y los reinos inferiores.
Por eso, Alice A. Bailey dice, vía el Maestro “DK” en Tratado sobre los Siete rayos – Tomo I, Segunda Parte – Cap. I, Los Siete Rayos Constructores Creadores, Los siete Rayos - Pág. 159, que: “Adhiéranse a los trabajadores que tienen fines constructivos, que no luchan contra otro grupo u organización, y que han eliminado de su vocabulario la palabra ‘anti’. Estén de parte de los que construyen silenciosa y constantemente para el nuevo orden –orden que se funda en el amor, construye bajo el impulso de la hermandad y posee la comprensión de la hermandad, basada en el conocimiento de que cada uno y todos, no importa cual sea nuestra raza, somos hijos del Padre Uno y hemos llegado a comprender que los antiguos modos de trabajar deben desaparecer y proporcionar una oportunidad a los nuevos métodos.
Alex
M.·. M.·.
